Visita al otorrino

Un hombre va al otorrino y le dice:
– Mire es que mi mujer se está quedando sorda.
– Ya bueno, y ¿dónde está su mujer?
– No, es que es muy orgullosa y no va a querer venir, pero yo necesito que me dé una solución porque ya no puedo más con ella. Yo la quiero mucho pero esta falta de comunicación me está matando.
– Bueno vale, pues vamos a hacer una cosa. Usted hablele a ella desde una distancia prudencial, y vaya acercándose hasta que ella le conteste. Luego me mide la distancia, me lo dice y ya veo yo el grado de sordera que tiene y ya la puedo ayudar.
Allá que se va el hombre para casa, y nada más entrar grita:
– ¡Amparo!
Nada. Se acerca hasta el recibidor y vuelve a gritar:
– ¡Amparo!
Nada. Entonces ya entra hasta el salón y vuelve a gritar:
– ¡Amparo!
Y nada. Ya desesperado, que piensa que su mujer está sorda como una tapia, se acerca hasta la cocina y allí la ve fregando. Se pone detrás de ella y vuelve a gritarle:
– ¡Amparo!
– ¡¡¡¿¿¿Qué quieres coñoooo, que ya te lo pregunté cuatro veces???!!!